El complejo minero de Lota fue ingresado en la nómina tentativa para ingresar al listado de la Unesco como patrimonio de la humanidad, que es el primer paso formal antes de postularlo oficialmente. El organismo dependiente de Naciones Unidas declaró que el complejo minero incluye componentes concebidos y creados por el ser humano, que muestran la evolución de una industria que fue fundamental para el desarrollo económico, social y cultural global entre los siglos XIX y XX. El Complejo consiste en la Mina Chiflón del Diablo, el Parque Isidora Cousiño, la Planta Hidroeléctrica Chivilingo y el sector de Chambeque.
El complejo industrial carbonífero se encuentra totalmente representado en este lugar, presentando su infraestructura distintos estados de conservación.
La explotación carbonífera llevada a cabo en Lota trajo consigo la construcción de un complejo sistema de infraestructuras y artefactos, los cuales además de propulsar el desarrollo extractivo y productivo de la industria, fueron capaces de transformar y construir un territorio, dando como resultado un paisaje industrial sin precedentes en el territorio nacional. Con el cierre definitivo de la Industria Carbonífera, la monumental red de estructuras quedó a la deriva del tiempo, pasando de representar el poder técnico y constructivo de aquella época, a transformarse un testimonio del abandono y de la decadencia de toda una estructura social-cultural que conllevó la industria, siendo las ruinas industriales símbolo y principal reflejo de tal declive.
En su conjunto el complejo Minero Lota representa un enclave para el intercambio de intereses, conocimiento y tecnologías, que promovió un proceso de lo que se consideraba una revolución industrial prematura en América del Sur con la transformación de una pequeña ciudad agrícola en un punto de referencia mundial para los fondos marinos, extracción mineral a gran escala y la consecuente socioeconómica, cambios culturales y tecnológicos provocados en su población y territorio.