Situadas en la localidad Termas del Flaco, a 80 km. al Este de San Fernando, en la región de O’Higgins , las huellas de animales extinguidos que aquí se conservan representan un área de gran interés para los estudios científicos y paleontológicos del país, pues el conjunto es testimonio del paso de una fauna particular en el sector, hace millones de años.
Las Termas del Flaco está en plena cordillera, muy cerca al límite con Argentina. Su nombre se lo debe a las aguas termales que están en sus alrededores, producidas por los volcanes activos de la región, cuyas cámaras magmáticas calientan las fuentes hídricas subterráneas cercanas. Pero no solo las aguas termales atraen a turistas, también las huellas de dinosaurios y, para algunos un poco más especializados, un arrecife de coral fosilizado.
El poblado de las Termas del Flaco es una localidad al este de San Fernando erigido en torno a fuentes termales, su nombre proviene de una leyenda arriera la cual señala que “a fines del siglo XIX, cuando unos arrieros que iban al otro lado de la cordillera, por el paso Las Damas a comprar ganado, se dieron cuenta que uno de sus machos de carga estaba escuálido y con heridas, por lo que acordaron dejarlo en una de las tantas vegas que había en el trayecto para que muriera en paz. Al regresar de Argentina y pasar por el lugar donde habían dejado al macho, se sorprendieron cuando un brioso ejemplar, de hermoso pelaje y esbelta silueta, salió a recibirlos, dando rebuznos de alegría y saltando entre la manada. Uno de los arrieros gritó, con voz en cuello «¿No es ese el flaco, que dejamos botado para que muriera?». Todos comenzaron a observarlo con detenimiento y no quedó ninguna duda. Era el mismo asno, que de inmediato se incorporó al piño, que continuó destino a San Fernando. Ese paraje, desde entonces, fue conocido por los arrieros, como la vega del Flaco”, actualmente la villa debido al poder curativo que se asocia a sus aguas. Este lugar es el registro de huellas más austral de Chile.
Los alrededores de las termas cuentan con testimonios paleontológicos que han despertado el interés de investigadores y científicos, siendo posible visitar las pisadas luego de una caminata de aproximadamente una hora y media, ruta en la que es posible divisar flora y fauna silvestre de la zona, con la presencia de animales como zorros o reptiles. Antes de llegar, es necesario descender por el sendero de una quebrada que cuenta con una vertiente al fondo. Una vez allí, es posible sorprenderse por las grandes dimensiones de las huellas que suben hacia lo alto de la quebrada de enfrente.
Las huellas encontradas alcanzan un promedio de 60cm de largo, se reconocen pisadas de animales como terópodos (bípedos y carnívoros), suarópodos (gigantes herbívoros de cuello largo) y ornitópodos (pequeños bípedos y herbívoros). Gracias a los trabajos de investigación se ha detectado también la presencia de otras huellas de dinosaurios y reptiles prehistóricos de menor tamaño, lo que representa un desafío para los distintos equipos que trabajan en el lugar.
Los dinosaurios conforman el linaje de vertebrados terrestres más representativo de la Era Mesozoica. Las primeras formas dinosaurianas aparecen en el registro fósil hace unos 225 millones de años en el Triásico Superior, desde entonces los descendientes de estos morfos basales llegarían a distribuirse en todo el planeta. Esta dispersión global, facilitada en un comienzo por la colonización de una sola gran masa continental (Pangea), está documentada en todos los continentes a partir del Jurásico. En Chile, los primeros registros de este grupo corresponden a 1962 desde esta fecha hasta el presente, la investigación de vertebrados continentales mesozoicos en general ha sido limitada. La ocurrencia de dinosaurios en Chile está representada mayoritariamente, tanto en diversidad como en el número de hallazgos, por pistas y huellas aisladas.